En esta era digital, la línea entre ser un influencer y ser verdaderamente influyente se ha vuelto borrosa. Las redes sociales nos empujan hacia la necesidad de ser vistos, admirados, acumulando seguidores y midiendo nuestro valor en “likes” y comentarios. Pero como creyentes, debemos cuestionar nuestras motivaciones: ¿Estamos buscando la admiración personal o deseamos glorificar a Cristo en nuestras vidas?
Ser un influencer implica tener un amplio alcance en redes sociales, capaz de afectar decisiones y comportamientos de otros. Esta influencia, sin embargo, suele ser superficial y efímera, dependiendo de la popularidad momentánea. En cambio, ser influyente desde una perspectiva bíblica implica tener un impacto profundo y duradero en las vidas de las personas. Esta influencia no se mide en números de seguidores, sino en la capacidad de guiar a otros hacia una relación más profunda con Dios y a vivir conforme a Su voluntad.
Jesús: El Ejemplo Supremo
Jesús es el ejemplo supremo de influencia. Sin una plataforma tecnológica, sus enseñanzas y su vida han transformado la historia de la humanidad. Jesús nos mostró que la verdadera influencia proviene de la obediencia y la dependencia en Dios. Su vida, llena de compasión, sacrificio y verdad, continúa impactando a millones de personas. En Juan 14:12 (NVI), dijo: “Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre”.
Jesús no buscaba la admiración personal; su objetivo era redirigir la gloria al Padre. A través de sus milagros, parábolas y actos de servicio, enseñó que la verdadera grandeza se encuentra en servir a los demás. Su influencia es evidente hoy en día, ya que buscamos asemejarnos a su carácter y vivir según sus enseñanzas.
Pablo: Un Defensor de la Fe
El apóstol Pablo es otro ejemplo significativo de influencia. Su vida fue un testimonio de dedicación y valentía al compartir el evangelio. En múltiples ocasiones, tuvo la oportunidad de hablar ante grandes multitudes y personas de alto rango, siempre redirigiendo la gloria a Dios. En sus cartas, Pablo enfatiza que no se trata de él, sino de Cristo en él (Gálatas 2:20).
Pablo enfrentó persecución, encarcelamiento y adversidades, pero nunca dejó de predicar la verdad. En 1 Corintios 11:1 (NVI), Pablo exhorta: “Imítenme a mí, como yo imito a Cristo”. A través de su vida y ministerio, Pablo demostró que la verdadera influencia viene de una vida rendida a Dios, dispuesta a seguirlo a pesar de las circunstancias.
Pensando en estos ejemplos bíblicos, viene a la mente Franklin Graham, quien ha continuado el legado de su padre, Billy Graham, de una manera impactante. Aunque no es un “influencer” en el sentido moderno, su vida y ministerio han tocado a millones de personas alrededor del mundo.
Franklin dirige Samaritan’s Purse, una organización que ofrece ayuda humanitaria en más de 170 países. Inspirado por la parábola del Buen Samaritano, Franklin ha utilizado esta plataforma para llevar alivio y el mensaje de Cristo a quienes más lo necesitan. Una de las iniciativas más conocidas de Samaritan’s Purse es Operation Christmas Child, donde cada Navidad se preparan y distribuyen cajitas llenas de regalos a niños necesitados. Este acto de amor y generosidad no solo lleva alegría a los niños, sino que también les muestra el amor de Dios de una manera tangible y significativa.
Para ser realmente influyentes, necesitamos una gran dosis de amor por los demás. Debemos preocuparnos por el sufrimiento y las necesidades de otros. No hay evangelio sin personas; no podemos escondernos tras una plataforma sin buscar formas de hacer tangible el amor de Dios para el mundo.
La verdadera influencia también se refleja en nuestra integridad y en cómo vivimos en comunidad con otros creyentes. Hebreos 10:24-25 (NVI) nos anima: “Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros”.
Vivir en comunidad nos ofrece oportunidades para ser influyentes a través del servicio en la iglesia. Al servir, inspiramos y ayudamos a otros a acercarse a Jesús. La comunidad de fe es un lugar donde podemos mostrar el amor de Dios de manera tangible, impactando las vidas de nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
Ser influyente según la perspectiva bíblica va mucho más allá de ser un influencer en redes sociales. No importa que nadie te conozca, ni que no reúnas un gran grupo de seguidores y “likes”. Tu obra de amor y servicio por tu comunidad de fe, vecindario y país es la forma más tangible en que mostramos el amor de Dios. Necesitamos más gente influyente, que oculte el teléfono cuando haga caridad, que no corra a las redes a publicar cada cosa que hace. No necesita ser visto o conocido, pero sí necesita ser alguien íntegro y que el amor de Dios sea evidente en su vida. Que nuestras palabras y acciones reflejen una vida transformada por Cristo, llevando a otros a conocer y glorificar a Dios.
July 17, 2024
Asertivo y edificante este post. Influir en los seres humanos como lo hizo Cristo sin plataformas ni likes y llevar a las vidas a conocer la verdad y ser libres; eso es ser un Influyente 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻