Desde adolescente, he sentido fascinación por la tecnología y he explorado sus posibilidades. Con los años, he buscado aprender y entender cómo aprovecharla dentro de la iglesia para glorificar a Dios y ayudar a las personas. La tecnología se ha convertido en una herramienta que nos permite crear puentes y llevar la Palabra más allá de nuestras paredes, conectando con personas de maneras creativas y accesibles. Sin embargo, con estas posibilidades viene también la responsabilidad de recordar su verdadero propósito y mantener el equilibrio entre lo que es recurso y lo que es esencia.
Un recurso que no suplanta lo esencial
La tecnología puede hacer más accesible el mensaje de Dios y enriquecer el servicio a la comunidad. Desde el uso de transmisiones en vivo hasta presentaciones visuales y plataformas de organización, los avances tecnológicos amplían el alcance y la calidad de lo que hacemos. Sin embargo, como iglesia, debemos tener claro que estos recursos no son el centro de nuestra adoración ni sustituyen el poder transformador de la Palabra. Lo que cambia y restaura vidas es la presencia de Dios y la obra del Espíritu Santo, no la herramienta que usamos para comunicar su mensaje.
Es fácil quedar impresionado con las posibilidades de la tecnología y el impacto visual que puede ofrecer, pero, en última instancia, sigue siendo solo un instrumento. La excelencia es importante —servimos a Dios y queremos que el mensaje llegue de forma clara y honesta— pero debemos recordar que el medio nunca debe superar al mensaje. La tecnología debe estar al servicio de la misión y no al contrario.
Manteniendo el propósito y el enfoque en lo esencial
La tecnología es una herramienta poderosa, y todos —sin importar edad o rol— debemos aprender a usarla con una perspectiva equilibrada. Nos facilita organizar actividades, enseñar, y coordinar esfuerzos, pero nunca debe ocupar el lugar del mensaje central ni desviar nuestra atención de lo eterno. Todos estamos expuestos a la posibilidad de que la tecnología nos distraiga y nos lleve a depender de los recursos más que del mensaje. Al final, estas herramientas están aquí para servirnos en nuestra misión, no para determinar nuestra experiencia de fe.
Es muy importante que en cada espacio donde la tecnología esté presente recordemos su verdadero propósito: redirigir la gloria y la autoridad a Cristo. No importa cuán avanzadas sean nuestras herramientas o cuán bien presentemos un mensaje, el centro sigue siendo la Palabra de Dios y el amor de Cristo por cada persona. La tecnología facilita el camino, pero es Dios quien transforma y da vida.
Manteniendo el enfoque en lo eterno
La tecnología tiene un potencial inmenso y, en muchas formas, es indispensable para cumplir la misión en el contexto actual. Pero al final del día, no hay aplicación, programa o red social que pueda suplantar la presencia de Dios ni el poder transformador de su mensaje. Estos recursos pueden y deben usarse como ayudas, complementos que amplíen nuestro alcance, pero siempre con la conciencia de que el verdadero poder no está en el recurso, sino en el mensaje que transmitimos y en la obra de Dios en los corazones.
En cada transmisión, en cada publicación y en cada presentación visual, recordemos que la tecnología es solo un canal. Su función es comunicar la verdad de la Palabra y acercar a las personas a Cristo, sin que nada desplace el lugar central que Él ocupa. Lograr este balance requiere un enfoque consciente: que cada cosa ocupe su lugar, y que, aunque los métodos cambien, lo esencial siga siendo lo que da vida y transforma.
Quiero enfatizar que esta no es una crítica a la tecnología. Como alguien que ha disfrutado de explorar su potencial desde joven, sé lo valiosa que puede ser. La tecnología tiene un papel importante como recurso en la iglesia, y me esfuerzo por aprovecharla al máximo. Sin embargo, reconozco que debemos retomar un equilibrio en el que estas herramientas apoyen la misión, sin nunca desplazar la centralidad de Cristo. Porque, aunque la tecnología es útil, quien nos dio la misión siempre será más importante que cualquier herramienta.