Dios está en cada parte del proceso

La vida cristiana no es una meta que alcanzamos de una vez por todas, sino un viaje continuo lleno de altibajos, aprendizaje y crecimiento. A menudo, este viaje se define por los procesos que atravesamos, momentos que nos moldean, nos transforman y nos preparan para cumplir la voluntad de Dios. Pero, ¿por qué son necesarios los procesos? ¿Por qué no debemos rechazarlos, aunque duelan? Vamos a explorar estas preguntas y encontrar ánimo y esperanza en medio de nuestros procesos.

Un proceso es un período de desarrollo, cambio y transformación. Es una serie de pasos y eventos que nos llevan de un estado a otro, a menudo mejor. En la vida espiritual, los procesos son esenciales porque nos ayudan a crecer en nuestra fe, a desarrollar carácter y a profundizar nuestra relación con Dios. Sin los procesos, nuestra fe sería frágil y carecería de fundamentos sólidos. Como dice Romanos 5:3-4, “Nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter; y el carácter, esperanza.”

“Los procesos son esenciales porque nos ayudan a crecer en nuestra fe, a desarrollar carácter y a profundizar nuestra relación con Dios.”

Los procesos son necesarios porque son la herramienta de Dios para nuestra transformación. A través de ellos, Dios trabaja en nuestro interior, moldeando nuestro carácter y fortaleciéndonos para enfrentar los desafíos de la vida. En medio de los procesos, podemos sentirnos abrumados y desesperados, pero es importante recordar que Dios está con nosotros en cada paso. Filipenses 1:6 nos da esperanza al recordarnos que “El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” Este versículo nos asegura que Dios no nos abandona a medio camino; Él está comprometido a completar Su obra en nosotros. Esto nos da la seguridad de que, aunque el proceso sea difícil, tenemos un Dios que es fiel y que nos ayudará a llegar hasta el final.

“La transformación no es fácil; requiere tiempo, esfuerzo y a veces sufrimiento, pero Dios está con nosotros en cada paso.”

Es importante reconocer que los procesos a menudo duelen. La transformación no es fácil; requiere tiempo, esfuerzo y a veces sufrimiento. Puede ser tentador querer rendirse, pero es en esos momentos de dolor que Dios se glorifica y nos fortalece. Cuando nos sentimos más débiles, es cuando Su poder se perfecciona en nosotros. Como dice 2 Corintios 12:9, “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad.” No debemos temer al dolor del proceso, sino confiar en que Dios lo usa para nuestro bien.

“No debemos temer al dolor del proceso, sino confiar en que Dios lo usa para nuestro bien.”

Jesús habita en medio de los procesos. Él camina con nosotros en cada paso del camino y nos entiende porque Él mismo sufrió padecimientos. La Biblia dice en Hebreos 4:15-16 (NTV): “Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos.” Tenemos un Dios presente y atento, que en cada tramo del camino ha separado gracia para sostenernos. No podemos darle la espalda a Dios en medio de nuestros procesos. Necesitamos a Jesús, necesitamos volver a Su corazón y descansar en la espera.

En medio de nuestros procesos, es reconfortante saber que Dios está presente y activo. Un claro ejemplo de esto es la vida de José en el Antiguo Testamento. José fue vendido como esclavo por sus hermanos y encarcelado injustamente, pero a través de todo, Dios estaba con él. Al final, José llegó a ser gobernador de Egipto, salvando a muchas vidas, incluyendo la de su propia familia. Su proceso fue largo y doloroso, pero necesario para el propósito de Dios. Del mismo modo, Dios está utilizando nuestros procesos para un propósito mayor que a veces no podemos ver en el momento. Génesis 50:20 refleja esta verdad: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien.”

Los cambios no surgen de la noche a la mañana, toman tiempo, y podemos descansar sabiendo que ese tiempo no es el nuestro, sino el de Dios, y su tiempo es siempre perfecto. La Biblia nos asegura en Eclesiastés 3:11 que “Él ha hecho todo apropiado a su tiempo.” Aunque no siempre entendamos el “por qué” o el “cuándo”, podemos confiar en que Dios tiene un plan perfecto para nosotros. Él es fiel y completará la obra que ha comenzado en nosotros. Isaías 40:31 nos recuerda, “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”

“Los cambios no surgen de la noche a la mañana, toman tiempo, y podemos descansar sabiendo que ese tiempo no es el nuestro, sino el de Dios, y su tiempo es siempre perfecto.”

Lo bueno es que cuando nadie más quiere ser parte de tu proceso porque les asusta la complejidad de tu situación, Dios no se intimida por tu complejidad humana. Él te diseñó y todo lo que hace es bueno en gran manera. Como dice Salmo 33:15, “Él es quien formó el corazón de todos y quien conoce a fondo todas sus acciones.” Dios entiende nuestra complejidad mejor que nadie y se involucra en nuestra situación para transformarnos desde el interior. Él ve nuestro potencial y trabaja pacientemente en nosotros, porque nos ama y sabe lo que es mejor para nosotros. Jeremías 29:11 nos asegura, “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”

Además de enfrentar nuestros propios procesos, también estamos llamados a acompañar a otros en sus procesos. La verdadera espiritualidad no se mide solo por los dones que tenemos, o cuántas horas oramos, sino por el amor que mostramos a los demás. El amor es una expresión genuina que brota de una verdadera relación con Dios. Dios nos ha dado provisión para nuestros procesos, y podemos usar esa fortaleza para ayudar y sostener a otros en sus momentos de necesidad. Como dice Gálatas 6:2, “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” Nuestra relación con Dios debe inspirarnos a ser un apoyo para aquellos que sufren, demostrando Su amor a través de nuestras acciones.

“La verdadera espiritualidad no se mide solo por los dones que tenemos, o cuántas horas oramos, sino por el amor que mostramos a los demás.”

El proceso no vino a acabar con nosotros, sino que Dios se glorifica en medio de él. Los procesos no son lineales y habrá momentos en los que sintamos que hemos retrocedido, pero eso es parte del camino necesario para sanar, avanzar y crecer. Podemos tener la seguridad de que Dios, nuestro gran diseñador, está trabajando en nosotros con amor y paciencia. No importa cuán complicado o difícil sea nuestro proceso, Dios no se intimida y permanece fiel a Su promesa de perfeccionar Su obra en nosotros. Como dice Romanos 8:28, “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.”

“El proceso no vino a acabar con nosotros, sino que Dios se glorifica en medio de él.”


Ora conmigo:

Padre, en mi corazón está la firma de tu autoría. Me diseñaste, pusiste un depósito en mí y porque me amas sé que has tenido paciencia conmigo, has extendido tu misericordia y no te has cansado de trabajar en mi vida. Te agradezco por tu amor y saber que me entiendes me da esperanza. Sé que tienes cuidado de mí y completarás tu obra. Te pido que por favor hagas un escaneo profundo de mi corazón y trabajes en cada parte de mí. Cámbiame, transfórmame a la forma que tú quieras. En el nombre de Jesús, amén.

Dios hace sus mejores y más duraderas obras en lo más profundo de nuestro ser, incluso cuando nos sentimos enterrados por nuestros agobios y desilusiones. Ahí, en ese lugar de aparente oscuridad, Dios está echando raíces de esperanza y futuro. Recuerda siempre que es un proceso, y en cada etapa, Dios está contigo, moldeándote, transformándote y preparándote para cumplir Su propósito. No te desanimes, sigue adelante con la certeza de que el que comenzó la buena obra en ti la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. Elige la presencia de Dios por sobre todo, y verás a Dios en todo.

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1 Comment

  1. ELIZABETH RAMOS VARGAS
    October 15, 2024

    SIMPLEMENTE HERMOSA REFLEXIÓN QUÉ EDIFICA MI VIDA Y ME LLENA DE NUEVAS FUERZAS RENOVANDO MI FE🙌🏻 EN EL NOMBRE DE JESÚS 👏AMÉN 👏.

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